domingo, 9 de diciembre de 2007

UNA MUESTRA MUY INTERESANTE

Este es un Post que escribí hace mucho tiempo y que no publiqué. Uno de varios.


Hoy estaba revisando el periódico La República y en su revista dominical (Domingo) vi un artículo muy interesante que de inmediato llamó mi atención, trata sobre una muestra que actualmente se está exhibiendo en la Sala de Exposiciones de la Biblioteca Nacional del Perú, en San Borja. La muestra se denomina “El grabador arequipeño Arturo Madueño y el Maestro de las Calaveras”, esto debido a que los trabajos que se exhibirán serán de Arturo Madueño y un autor desconocido al que se le denominó el Maestro de las Calaveras; ambos tienen en común haber sido pacientes del Hospital Víctor Larco Herrera y además haber creado esta hermosa muestra a mediados del siglo pasado; justamente durante su estancia en dicho Hospital, en los talleres que fueron creados por el Dr. Honorio Delgado para mejorar las condiciones de los pacientes y elevar así su calidad de vida.


Los cuadros que se muestran en la revista son realmente muy hermosos, atrapan por completo mi atención y sin duda es una muestra que no puedo perderme. Me transmiten sin duda las maneras que ellos tenían de ver el mundo, sus miedos, sus tristezas, todos sus sentimientos; me hace pensar en lo bello que debe ser poder expresar tanto sin palabras. Y sin duda me hace acercarme un poco más a la locura, esa idea, ese concepto, ese estado de la mente que es poco entendido, casi nulamente; es como un misterio, una obnubilación que casi siempre me atrapa. No es que esté loca, pero sí me gustaría entender cómo es la locura, poder de verdad entenderla, no sé si será simple curiosidad, no lo creo, más bien es como pasión, un deseo muy profundo, casi una fantasía, tal vez una obseción, algo que hace que sienta que realmente quiero acercarme, pero cuando estoy muy cerca, cuando veo esos ojos vacíos, llenos de nada, hace que sienta miedo, que retroceda, quisera estar cerca muy cerca, pero me da miedo ser invadida, temor, sí, esos ojos vacíos, mirando a la nada, o tal vez muy dentro de mí, hacia mi alma, bueno, si es que la tengo, tal vez por eso la mirada se ve vacía, como intentando buscar donde jamás se podrá encontrar.